7 5 8 D O C . 4 8 1 P H Y S I C S A N D T H E E S S E N C E O F T H I N G S punto una existencia aislada—las que en mayor grado que la física arrojaros pene- trante luz sobre la cuestión. La ley de las proporciones múltiples, según la cual las cantidades con que cada una de las sustancias químicas simples se combina con otra está en relaciones ra- cionales simples, condujo a la teoría molecular de las combinaciones químicas. La ley de los indices racionales en la cristalografia, que indica que las direccio- nes de las superficies planas limites que se producen en un cristal pueden expresar- se por medio de combinaciones de números enteros según cierto esquema, llevé a la idea de que las materias sólidas se componen de partículas iguales (moléculas), que, cuando se encuentran en estado cristalino, se ordenan en redes regulares. Fue- ron estos los primeros conocimientos, adquiridos de un modo indirecto, de la es- tructura fina de la materia. Quedó con todo esto completamente ignorado el tamaño de los átomos, el que fué deducido, por primera vez, de la teoría cinética del calor.[2] Cuando a mediados del siglo XIX fué reconocida la validez del principio de la conservación de la energía, y, en particular, la trasformabilidad cuantitativa del tra- bajo mecánico en calor, será también terreno la idea de que hay que concebir a este como un movimiento irregular de las moléculas. Un siglo estas habien [laborando algunos matemáticos explicar la pr[] de los gasas sobre las paredes de recipientes, diciendo que las moléculas de los [gases se] mueven en una forma algo parecida a mosquitos en enjambres, chocando, por eso, []os las paredes del recipiente. Pero cada teoría cinética de los gases pudo ser realmente fecunda solamente un siglo más tarde, cuando estaba mucho más adelaniado el conocimiento empírico de los fenómenos del calor. Ella dió [] sera una relación numérico entre le presión u el contenido de calor, así como entre la conductividad del calor y la viscosidad (resis- tencia que se [], al dealtamiento), y una explicación del extraño fenómeno de que la resistencia y la conductividad calórica de un gas es independiente de su densidad hechos confirmados por la experiencia después de que fueron predichos por esta teoría—sino que nos permitió también conocer el tamaño verdadero y la masa de las moléculas y de los átomos. Veo en esto el mayor triunfo de la mecánica de Ga- lileo i de Newton. Partiendo de lo que perciben los sentidos, nos permite obtener conocimientos profundos e indudables de la estructura fina de la materia que que- darán siempre ocultos a la tosca percepción de aquéllos. La física teórica fundada en la mecánica de Galileo y de Newton perderará eter- namente en cierto sentido, lo que no significa que sea el último peldaño del cono- cimiento. Desde el principio le fué difícil crear una teoría utilizable de la luz que