L E C T U R E S A T T H E U N I V E R S I T Y O F M A D R I D 8 6 1 «En primer lugar he de excusarme por dos motivos primero, porque no puedo hablaros en vuestra bella lengua, y segundo, porque no hablo bien aquella en la cual he de dirigirme a vosotros.» Hace el programa de las tres conferencias, proponiéndose dedicar la primera a la relati- vidad especial, la segunda a la general y la tercera a los problemas recientemente plantea- dos, haciendo notar que las dos primeras pueden seguirse con conocimientos matemáticos elementales, mientras que la tercera ha de ser de más difícil comprensión, por verse obliga- do a utilizar un algoritmo matemático, más complicado, el cálculo diferencial absoluto. «Ahora diré algo sobre el método general de la relatividad especial. La teoría de la rela- tividad es una teoría deductiva basada sobre dos hechos experimentales, siendo por este análoga a la termodinámica, que parte también de dos hechos experimentales y sin ulterio- res datos empíricos construye todo su edificio.» Recuerda que la teoría ha nacido de las investigaciones hechas en la óptica de cuerpos en movimiento y en la aplicación a tales fenómenos de las ecuaciones de Maxwell-Lorentz, ecuaciones que dice deben reputarse como la expresión más probable del contenido físico de nuestros conocimientos, y las cuales muestran que la luz ha de tener una velocidad cons- tante en el vacío independiente del movimiento de los cuerpos y de su color. Esta ley tan simple y completamente general parece que no debía ocasionar dificultades y, sin embargo les ha producido de tal naturaleza que para salvarlas, hay que recurrir a la idea general que informa toda la teoría de la relatividad, a la relatividad del movimiento. «Hay un defecto de compresión—dice—. Se oye decir todo es relativo, sin notar que la Física trata cosas absolutas en un cierto sentido, porque trata de cosas reales. Es completa- mente falso suponer que esta teoría tenga algo que ver con el relativismo filosófico.» Recuerda que la relatividad del movimiento, ya era conocida en la antigüedad, no pu- diendo concebirse en la vida ordinaria movimientos que no sean relativos, al menos respec- to a la Tierra. En Física no podrá hablarse más que de movimientos relativos. Este no es el objeto de la teoría de la relatividad. La base de la mecánica clásica es el principio de inercia de Galileo, según el cual, un cuerpo que no esté sometido a fuerzas exteriores, debe mover- se rectilínea y uniformemente. Si se enuncia en esta forma el movimiento, resulta conside- rado como absoluto, y cualquier movimiento sería rectilíneo porque no hay un elemento de referencia. El principio debe completarse así: Existe un cuerpo de referencia, relativamente al cual el cuerpo está en movimiento uniforme: al sistema que define el cuerpo de referencia, le llamaremos sistema inercial, sin el cual los enunciados carecen de sentido. Considerando el contenido de este principio general y el de la mecánica clásica, se llega a una ley general, que podemos llamar de la relatividad restringida. Supongamos que la ley es cierta para un sistema inercial, k, si tomamos otro sistema con movimiento uniforme y sin rotación, es fácil ver que el principio de Galileo es válido también respecto a . Esto quiere decir que hay una infinidad de sistemas inerciales en traslación uniforme unos respecto de otros. Este es el principio de relatividad restringida válido en Mecánica, y dice que no hay un estado de movimiento privilegiado, porque los sistemas son equivalentes, conservando to- das las leyes del movimiento. k′ k′
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