8 6 4 A P P E N D I X H no se conserva y hay que modificarla en el sentido de que no hay ningún cuerpo cuya velo- cidad sea superior a la de la luz en el vacío. La resistencia que opone un cuerpo a recibir velocidades cada vez mayores crece a medida que éstas aumentan y se hace infinita cuando la velocidad es igual a la de la luz, o, lo que es lo mismo, la velocidad de propagación de la luz en el vacío es un limite superior inaccesible. Esta consecuencia se ha podido comprobar experimentalmente en la teoría de los electrones, donde se encuentran velocidades enormes. La consecuencia más importante hace referencia al principio de la conservación de la energía, que se halla ser válido para todos los sistemas, la inercia de un cuerpo crece con la energía que se le comunica, y de este modo viene a resultar que la masa inerta de un cuerpo es energía, viniendo así a confundirse los dos principios clásicos de conservación de la masa y conservación de la energía en uno solo de conservación de la energía. Este principio es importantísimo para la teoría general. Y llegado a este punto, el profesor Einstein resume su hermosa y atrayente disertación con la siguente frase: «Cuanto hoy hemos dicho no es más que una consecuencia inmediata de dos principios: el de relatividad restringida y el de la constancia de la velocidad de la luz en el vacío.» Como antes dijimos, en esta primera conferencia Einstein se mantiene en el terreno ele- mental, pudiendo completarse las ideas expuestas, leyendo su obra de vulgarización, tradu- cida a casi todos los idiomas europeos. De las sucesivas conferencias, más dificilmente comprensibles, según ha indicado al principio el conferenciante. El Debate dará un extracto lo más completo posible, mante- niéndose siempre en un terreno accesible a la mayoría de los lectores. [5 March 1923] SEGUNDA CONFERENCIA Con la sala rebosante de público, el profesor Einstein comienza puntualmente su segun- da conferencia, continuación natural de la primera y llena de interesante doctrina, como juzgará el lector. «Comienzo hoy con la teoría de relatividad general. Hemos visto que el pensamiento principal de la teoría especial era el principio restringido de relatividad, o sea la equivalen- cia de todos los sistemas de coordenadas en movimiento uniforme unos respecto de otros, o sea, de todos los sistemas inerciales. Esto puede expresarse así: No hay un estado de mo- vimiento privilegiado. Pero es preciso notar que es verdad que no hay un estado privilegia- do, sino una infinidad: todos los sistemas inerciales. Es entonces natural preguntarse: ¿Es posible que la Naturaleza sea tal que no conozca tales estados de movimiento privilegiados? ¿Son todos los sistemas, cualquiera que sea su estado de movimiento equivalentes para la expresión de las leyes naturales? A primera vista esto parece imposible, porque la primera ley de la Mecánica no es válida para todos los sistemas. Sea k un sistema relativamente al
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