L E C T U R E S A T T H E U N I V E R S I T Y O F M A D R I D 8 6 9 Se dice frecuentemente que la teoría de la relatividad es una revolución no es exacto más bien es, en cierto modo, una traducción el lenguaje varía, pero la idea, en el fondo, es la misma: no es una mera traducción, porque añade la condición de covarianza de las leyes naturales. Si hay materia en el campo, la ecuación de Laplace-Poisson no tiene nulo el segundo miembro, sino que en él figura la densidad de masa: en la relatividad general la ecuación correspondiente tiene también un segundo miembro, que también es una densidad, no es- calar, sino tensorial, con diez componentes la forma de las ecuaciones es Para obtener la se ha aplicado el principio de la conservación de la energía. El método para obtener las ecuaciones es formal se ha empleado el postulado de ser dos el máximo orden de derivación que figura en ellas por consiguiente, nada dice respecto al sentido físico,— aun a priori puede dudarse de si dan algo parecido a las leyes de Newton, porque en vez de un potencial hay diez magnitudes por consiguiente, hay que ver si como primera aproximación se encuentra la teoría de Newton, y, en efecto, resulta con tal preci- sión, que no se ha encontrado fenómeno ninguno para el cual haya divergencia. Este caso demuestra cómo los métodos especulativos son necesarios en la ciencia las ecuaciones son de una complicación tan enorme (y bien lo sabe el que haya tratado algún problema particular) que por el método inductivo resultaría imposible obtenerlas, siendo necesario un principio general como base deductiva. Naturalmente que todos los principios generales nos vienen, en modo más o menos directo, de la experiencia. Las consecuencias Las consecuencias teóricas de la teoría que conducen a magnitudes medibles son tres: Primera. Las elipses de los planetas no son absolutamente fijas, sino que tienen, cada una en su plano, un movimiento de rotación en el sentido de la revolución del planeta este mo- vimiento es inobservable para los planetas, salvo Mercurio, para el cual alcanza un valor de por siglo, aproximadamente ya lo conocía Leverrier, pero la Mecánica clásica no pudo explicarlo. Segunda. Curvatura de una rayo luminoso en un campo gravitatorio. Para el campo solar la desviación correspondiente debe ser de , y ya fue comprobada en 1919. Tercera. Hemos visto que la marcha de dos relojes depende de su posición dentro del campo. La luz emitida por un elemento en el Sol debe diferir de la emitida en la Tierra por el mismo elemento, y esta diferencia ha de notarse por un corrimiento de las rayas. Por la pequeñez de la diferencia este fenómeno es dificilmente observable la generalidad de los físicos opina que existe, y con la cuantía prevista por la teoría sin embargo, quedan dudas respecto a su valor. Falta lo más esencial. La geometría, o sea la ley para localizar los cuerpos, no es ley dada a priori, sino que depende del campo gravitatorio, y ésta de los cuerpos. Esto quiere decir que la Geometría depende de la situación de los cuerpos y, de todos los otros fenómenos físicos, y, por consiguiente, no se la puede tomar como base de la Física. Rik 1 2 --gikR - fTik = 40″ 1″, 7
Previous Page Next Page