D O C . 4 6 7 F L E T T N E R ’ S S H I P 7 3 1 467. “Flettner’s Ship” [Einstein 1925m] Dated between 30 March and 13 April 1925[1] Published 13 April 1925 In: La Prensa, 13 April 1925, p. 10. El buque de Flettner La historia de las invenciones científicas y técnicas nos indica que los hombres somos pobres en ideas propias y fantasía creadora. Aun cuando existen desde hace mucho tiempo las premisas exteriores y científicas para su hacimiento se necesita en la mayor parte de los vasos de un impulso exterior para que la idea se forme: se puede decir que el hombre tiene que tropezar con una cosa antes de que surja la idea. Constituye un elocuente ejemplo de esta verdad trivial y nada lisonjera para nosotros el buque de Flettner que en estos momentos es el asombro del mundo.[2] Este ejemplo tiene además un especial atractivo, porque el modo en que funcionan los rotores de Flettner es un misterio para casi todos los profanos en la materia, aun- que se utilizan sólo efectos mecánicos que todos creen dominar instintivamente. La cierto es que la base científica de la invención ya se conoce desde hace unos doscientos años. Data de la época en que Euler[3] y Bernoulli[4] establecieron las leyes elementales que rigen el movimiento de los líquidos sin fricción. La posibi- lidad práctica de su realización existe, en cambio, sólo desde hace pocos decenios, es decir, desde que se tienen pequeños motores utilizables. Por otra parte, la inven- ción no se hizo por sí sola sino que tuvo que intervenir repetidas veces la experien- cia casual. El buque de Flettner se asemeja mucho, en cuanto a su funcionamiento, al buque velero porque se emplea, como en este último, sólo el viento como fuerza motriz para el movimiento, propulsor del buque. Mas en lugar de las velas se emplean en el nuevo buque cilindros verticales de latón que giran movidos por pequeños mo- tores. Estos tienen que vencer la leve fricción que los rodea y su colocación. En cuanto a la fuerza motriz del buque, la provee, como se dijo más arriba, sólo el vien- to. Los cilindros giratorios se asemejan, en cuanto a su aspecto, a la chimeneas de